sábado, 21 de diciembre de 2013

Cien años de soledad de Gabriel García Márquez


Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarías con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquiades, hizo una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más se les había buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de Melquíades. «Las cosas, tienen vida propia -pregonaba el gitano con áspero acento-, todo es cuestión de despertarles el ánima.» José Arcadio Buendía, cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos que el ingenio de la naturaleza, y aun más allá del milagro y la magia, pensó que era posible servirse de aquella invención inútil para desentrañar el oro de la tierra. Melquíades, que era un hombre honrado, le previno: «Para eso no sirve.» Pero José Arcadio Buendía no creía en aquel tiempo en la honradez de los gitanos, así que cambió su mulo y una partida de chivos por los dos lingotes imantados. Úrsula Iguarán, su mujer, que contaba con aquellos animales para ensanchar el desmedrado patrimonio doméstico, no consiguió disuadirlo. «Muy pronto ha de sobrarnos oro para empedrar la casa», replicó su marido. Durante varios meses se empeñó en demostrar el acierto de sus conjeturas. Exploró palmo a palmo la región, inclusive el fondo del río, arrastrando los dos lingotes de hierro y recitando en voz alta el conjuro de Melquíades. Lo único que logró desenterrar fue una armadura del siglo xv con todas sus partes soldadas por un cascote de óxido, cuyo interior tenía la resonancia hueca de un enorme calabazo lleno de piedras. Cuando José Arcadio Buendía y los cuatro hombres de su expedición lograron desarticular la armadura, encontraron dentro un esqueleto calcificado que llevaba colgado en el cuello un relicario de cobre con un rizo de mujer.
En marzo volvieron los gitanos. Esta vez llevaban un catalejo y una lupa del tamaño de un tambor, que exhibieron como el último descubrimiento de los judíos de Amsterdam. Sentaron una gitana en un extremo de la aldea e instalaron el catalejo a la entrada de la carpa. Mediante el pago de cinco reales, la gente se asomaba al catalejo y veía a la gitana al alcance de su mano. «La ciencia ha eliminado las distancias», pregonaba Melquíades. «Dentro de poco, el hombre podrá ver lo que ocurre en cualquier lugar de la tierra, sin moverse de su casa.» Un mediodía ardiente hicieron una asombrosa demostración con la lupa gigantesca: pusieron un montón de hierba seca en mitad de la calle y le prendieron fuego mediante la concentración de los rayos solares. José Arcadio Buendía, que aún no acababa de consolarse por el fracaso de sus imanes, concibió la idea de utilizar aquel invento como un arma de guerra. Melquíades, otra vez, trató de disuadirlo. Pero terminó por aceptar los dos lingotes imantados y tres piezas de dinero colonial a cambio de la lupa. Úrsula lloró de consternación. Aquel dinero formaba parte de un cofre de monedas de oro que su padre había acumulado en toda una vida de privaciones, y que ella había enterrado debajo de la cama en espera de una buena ocasión para invertirías. José Arcadio Buendía no trató siquiera de consolarla, entregado por entero a sus experimentos tácticos con la abnegación de un científico y aun a riesgo de su propia vida. Tratando de demostrar los efectos de la lupa en la tropa enemiga, se expuso él mismo a la concentración de los rayos solares y sufrió quemaduras que se convirtieron en úlceras y tardaron mucho tiempo en sanar. Ante las protestas de su mujer, alarmada por tan peligrosa inventiva, estuvo a punto de incendiar la casa. Pasaba largas horas en su cuarto, haciendo cálculos sobre las posibilidades estratégicas de su arma novedosa, hasta que logró componer un manual de una asombrosa claridad didáctica y un poder de convicción irresistible.

Las mejores novelas juveniles de 2013

Si no sabes qué pedirles este año a los Reyes ahí tienes una lista con las mejores novelas juveniles del 2013, según el periódico El País:

1      - ‘Juegos inocentes juegos’ de Ricardo Gómez

El Asesino: así le llaman en el mundo virtual; Sebastian, en el mundo real. Un juego de ordenador, un arma sofisticada, un drone. Y un objetivo a ganar. ¿Viven El Asesino y Sebastian en dos mundos realmente distintos?
Editado por Edelvives

    2- ‘Parco’ de Jordi Sierra i Fabra
Una historia que arranca en un reformatorio, con un joven asesino, un misterio y un camino por recorrer. Por el camino: el miedo, la angustia, unas circunstancias desesperadas, una búsqueda sin recompensa. Huir, salir, defenderse, luchar, y al final…
Editado por Anaya

        3 - ‘Loba’ de Verónica Murguía
El rey Lobo gobierna con mano de hierro en Moriana, un país que basa su prosperidad en la esclavitud y la guerra. Angustiado por una maldición según la cual jamás podrá tener un hijo varón, Lobo desatiende a sus dos hijas, en especial a Soledad, la primogénita, que no logra el cariño de su padre por más que lo intenta entrenándose en cacerías y combates simulados. Cuando la noticia de una amenaza terrible -un dragón- llega a la corte, Soledad acepta la responsabilidad de partir a los confines del reino para ver cuánto hay de verdad en los rumores. Esa búsqueda la llevará a conocer la amistad, el amor, la magia y, en última instancia, la esencia de sí misma.
Editado por SM

     4 - ‘Las zapatillas de ballet’ de Noel Streatfeild
Apadrinadas por un anciano paleontólogo que lleva años viajando por el mundo, Pauline, Petrova y Posy han crecido al cuidado de una tutora y de una niñera. Estamos en Londres, en los años treinta. Pauline sueña con ser actriz, Petrova lee cuanto puede sobre coches, aviones y motores, y Posy podría pasarse el día entero bailando, pero la ausencia prolongada de su benefactor dificulta gravemente la situación económica de las niñas. Por eso, cuando se presenta la ocasión de formarse y trabajar como actrices profesionales, las tres hermanas no dejarán escapar la oportunidad. Con su talento, esfuerzo e ilusión lograrán costear los gastos familiares, conseguirán triunfos inesperados, aprenderán a valorar la generosidad, la independencia, y, sobre todo, a desconfiar del éxito como única meta.
Editado por Salamandra

    5      - ‘El pirata y el boticario’ de Robert Louis Stevenson y Henning Wagenbreth
Un relato en el que la moral -o la falta de ella- juega a disfrazarse y desafía continuamente al lector. Un sabio manual para quien quiera ejercer la piratería u otras malas artes menos arriesgadas pero igualmente lucrativas. Una historia inédita en la que el gran Robert L. Stevenson entrelaza de forma magistral la ironía, la crítica y el humor.
Texto de Robert Louis Stevenson e ilustraciones de Henning Wagenbreth. Editado por
Libros del Zorro Rojo

6      - ‘Pulsaciones’ de Javier Ruescas y Francesc Miralles
Una novela de amor y misterio, con mucho suspense, donde el lector encontrará muchas referecias a libros, canciones, películas... La novela se desarrolla completamente a través de mensajes instantáneos de móvil, un formato novedoso en el que leeremos cómo la protagonista va enviando y recibiendo mensajes de texto gracias a una aplicación llamada HeartBits.
Editado por SM

7      - ‘Ana, la de las Tejas Verdes’ de Lucy M. Montgomery
Cuando en lugar del chico huérfano que querían adoptar es una niña pelirroja de once años, Ana Shirley, la que entra en las vidas de Marilla y Matthew Cuthbert —dos hermanos solteros que residen en su casa de Tejas Verdes—, todo cuanto les rodea cambiará para siempre. Ambientada a principios del siglo XX en un lugar tan mágico como la Isla del Príncipe Eduardo, en Canadá, el libro nos llevará a través de los ojos de esta despierta e inocente niña a sentir el mundo como algo totalmente nuevo, a emocionarnos y reírnos con sus aventuras y peripecias.
Texto de Lucy M. Montgomery e ilustraciones de José Espinosa y Antonio Cuesta.
Editado por Toromítico

8      - Croquetas y wasaps’ de Begoña Oro
¿Te has preguntado alguna vez qué quedará de ti cuando ya no estés? Clara sí. Justo cuando está al borde de la piscina. Y tiene dos opciones: tirarse de cabeza cuando todo su cuerpo grita para que lo haga, o quedarse quieta tapándose las orejas con las manos.
Editado por SM

 9 -  Eleanor & Park’ de Rainbow Rowell
Una historia de amor entre dos ‘outsiders’ lo bastante inteligentes como para saber que el primer amor nunca es para siempre, pero lo suficientemente valientes y desesperados como para intentarlo.
Editado por Alfaguara

10 - La increíble historia de la abuela gánster’ de David Walliams
¿Quieres conocer a la abuela de Ben? Seguro que te parecerá la típica abuelita de manual: tiene el pelo blanco, lleva dentadura postiza, guarda su pañuelo en la manga de la blusa... Y algo más... ¡es una ladrona de joyas perseguida a nivel internacional!
Texto de David Walliams e ilustraciones de Tony Ross.
Editado por Montena

(Fuente El País 12/12/2013)


jueves, 19 de diciembre de 2013

10 hermosas palabras del castellano que están en peligro de extinción


Los cambios en el uso del lenguaje han motivado que muchos vocablos usados por nuestros abuelos estén hoy al borde de la desaparición

El idioma es un organismo vivo que se encuentra en una situación constante de cambio y movimiento. Gracias a esa enorme flexibilidad, el español es capaz de adaptarse rápidamente a los cambios que la sociedad impone en su uso. Esta característica, por desgracia, posee también una parte negativa. Las palabras que caen en el desuso corren el riesgo de desaparecer con una rapidez cada vez mayor.

Por eso, cientos de sustantivos que eran de uso común hace apenas medio siglo hoy se encuentran al borde de la desaparición. Quizás con la intención de evitar que corran esa suerte, en «Yorokobu», web ganadora del Premio Especial del Jurado en los Bitácoras 2011, han elaborado una lista con 16 vocablos extraídos del libro “Palabras moribundas”, escrito por Pilar G. Mouton y Álex Grijelmo, que corren serio riesgo de extinción:

1.-Archiperres

Esta definición de trasto, cosa inútil se emplea en la zona de Burgos y es frecuente en la zona de la Rioja Alavesa, mientras que la variante “achiperris” es más bien madrileña. En Navalcán (Toledo), en cambio, se usa para para referirse a los collares, pulseras y demás abalorios de alguien que va muy sobrecargado.

2.-Aviador

La definición de esta palabra —«Dícese de la persona que gobierna un aparato de aviación o que va en él»— ha cambiado muy poco desde su inclusión en el diccionario en 1914. Posiblemente por ello al escucharla prácticamente todo el mundo piensa en un pionero con gafas de mosca, gorro y sus orejeras. Nada que ver con el mundo de la aviación en la actualidad.

3.-Cuchipanda

La RAE describe esta palabra como “comida que toman juntas y regocijadamente varias personas”. El tono arcaico de esta definición deriva del hecho de que no ha cambiado desde que se introdujo en el diccionario, en 1884.

4.-Dandi

Aunque esta designa a un «hombre que se distingue por su extremada elegancia y buen tono», a diferencia de lo que ocurría a mitad del siglo XX, prácticamente nadie la emplea ya en la vida diaria. Quizá el hecho de que su definición haya cambiado varias veces desde su inclusión en el Diccionario en 1950, tenga algo que ver con ello.

5.-Dulcería

Esta palabra que designa al “establecimiento donde los confiteros hacen y venden los dulces, y que a veces es también salón de té” es aún muy usada en Canarias y América. En la península, en cambio, se ha sustituido por pastelería o confitería.

6.-Ganapán

Este término, de etimología transparente, significa “Hombre que se gana la vida llevando recados o transportando bultos de un punto a otro”.

7.-Lechería

Esta palabra se utilizaba cuando aún se compraba leche del día, en botella de cristal y se devolvía el casco. El término se fue borrando a la vez que desaparecían los establecimientos a los que daba nombre.

8.-Niqui

El origen de este vocablo que da nombre a una prenda de punto se encuentra en el alemán. En España entró con una película de Nicholas Ray “Llamar a cualquier puerta”. En ella aparecía un niño llamado Nicky que vestía siempre una camiseta. A diferencia de lo que ocurrió con Alfred Hitchcock y su “Rebeca”, la moda no cuajó y la palabra ha tenido una vida muy corta en los diccionarios de español.

9.-Pardiez

De amplio uso entre el Siglo de Oro, este término hunde sus raíces en la expresión “Par Dios” y la fórmula de juramento “lo juro por Dios”, a las que se cambiaron la “s” por una “z” para evitar decir el nombre de Dios en vano. En la actualidad su uso es prácticamente nulo.

10.-Parvulito

A pesar de que el DRAE da varios sentidos a esta palabra —”Dicho de un niño: De muy corta edad”, “Inocente, que sabe poco o es fácil de engañar”—, tal vez los que comenzaron sus estudios preescolares a finales de los años 70 o comienzos de los 80 hayan sido los últimos en utilizarla de forma habitual.
“Descocado”, “enagua”, “fetén”, “gallofero”, “pololos” o”zorrocloco” son las otras palabras condenadas a desaparecer de los diccionarios que completan la curiosa lista elaborada por “Yorokobu”.
(Fuente: Periódico ABC de Sevilla de 19/12/2013)



lunes, 9 de diciembre de 2013

Acción poética

El movimiento Acción Poética es un fenómeno mural-literario que comenzó en Monterrey, Nuevo León, México en 1996. Tiene como fundador al poeta mexicano Armando Alanís Pulido¹ y consiste en pintar e intervenir en bardas de las ciudades con fragmentos de poesía. El contenido de las bardas generalmente se emplea con versos de amor o frases optimistas, también con frases en alusión a la situación actual (aunque tienen por regla no tocar temas políticos ni religiosos); también hay frases de canciones y versos del propio Alanís. Si quieres leer más "acciones" te dejo el enlace de acción poética

El Guardian entre el centeno de J. D. Salinger


Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso. Primero porque es una lata, y, segundo, porque a mis padres les daría un ataque si yo me pusiera aquí a hablarles de su vida privada. Para esas cosas son muy especiales, sobre todo mi padre. Son buena gente, no digo que no, pero a quisquillosos no hay quien les gane. Además, no crean que voy a contarles mi autobiografía con pelos y señales. Sólo voy a hablarles de una cosa de locos que me pasó durante las Navidades pasadas, antes de que me quedara tan débil que tuvieran que mandarme aquí a reponerme un poco. A D.B. tampoco le he contado más, y eso que es mi hermano. Vive en Hollywood. Como no está muy lejos de este antro, suele venir a verme casi todos los fines de semana. El será quien me lleve a casa cuando salga de aquí, quizá el mes próximo. Acaba de comprarse un «Jaguar», uno de esos cacharros ingleses que se ponen en las doscientas millas por hora como si nada. Cerca de cuatro mil dólares le ha costado. Ahora está forrado el tío. Antes no. Cuando vivía en casa era sólo un escritor corriente y normal. Por si no saben quién es, les diré que ha escrito El pececillo secreto, que es un libro de cuentos fenomenal. El mejor de todos es el que se llama igual que el libro. Trata de un niño que tiene un pez y no se lo deja ver a nadie porque se lo ha comprado con su dinero. Es una historia estupenda. Ahora D.B. está en Hollywood prostituyéndose. Si hay algo que odio en el mundo es el cine. Ni me lo nombren.
Empezaré por el día en que salí de Pencey, que es un colegio que hay en Agerstown, Pennsylvania. Habrán oído hablar de él. En todo caso, seguro que han visto la propaganda. Se anuncia en miles de revistas siempre con un tío de muy buena facha montado en un caballo y saltando una valla. Como si en Pencey no se hiciera otra cosa que jugar todo el santo día al polo. Por mi parte, en todo el tiempo que estuve allí no vi un caballo ni por casualidad. Debajo de la foto del tío montando siempre dice lo mismo: «Desde 1888 moldeamos muchachos transformándolos en hombres espléndidos y de mente clara.» Tontadas. En Pencey se moldea tan poco como en cualquier otro colegio. Y allí no había un solo tío ni espléndido, ni
de mente clara. Bueno, sí. Quizá dos. Eso como mucho. Y probablemente ya eran así de nacimiento.
Pero como les iba diciendo, era el sábado del partido de fútbol contra Saxon Hall. A ese partido se le tenía en Pencey por una cosa muy seria. Era el último del año y había que suicidarse o -poco menos si no ganaba el equipo del colegio. Me acuerdo que hacia las tres, de aquella tarde estaba yo en lo más alto de Thomsen Hill junto a un cañón absurdo de esos de la Guerra de la Independencia y todo ese follón. No se veían muy bien los graderíos, pero sí se oían los gritos, fuertes y sonoros los del lado de Pencey, porque estaban allí prácticamente todos los alumnos menos yo, y débiles y como apagados los del lado de Saxon Hall, porque el equipo visitante por lo general nunca se traía muchos partidarios.
A los encuentros no solían ir muchas chicas. Sólo los más mayores podían traer invitadas. Por donde se le mirase era un asco de colegio. A mí los que me gustan son esos sitios donde, al menos de vez en cuando, se ven unas cuantas chavalas aunque sólo estén rascándose un brazo, o sonándose la nariz, o riéndose, o haciendo lo que les dé la gana. Selma Thurner, la hija del director, sí iba con bastante frecuencia, pero, vamos, no era exactamente el tipo de chica como para volverle a uno loco de deseo. Aunque simpática sí era. Una vez fui sentado a su lado en el autobús desde Agerstown al colegio y nos pusimos a hablar un rato.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Los libros más caros de la historia



La adjudicación de 'The Bay Psalm Book' el pasado miércoles agita la lista de obras escritas vendidas por el mayor precio

  

No solo el arte contemporáneo se vende en las subastas por auténticas fortunas. El pasado miércoles, un libro de salmos de 1640, considerado el primero en ser impreso en EE UU, se convirtió en el más caro jamás vendido al subastarse en la casa Sotheby's de Nueva York por 14,165 millones de dólares (unos 10,5 millones de euros). Las expectativas de récord se cumplieron en una sesión dedicada únicamente a este lote, un ejemplar de The Bay Psalm Book, que se imprimió en Cambridge (Massachusetts) y forma parte de una edición de 1.700 ejemplares de la que sólo quedan once copias.
El financiero y filántropo David Rubenstein fue quien hizo la mayor puja. Según informó Sotheby's, pretende poner el libro a disposición del público a través de exposiciones en distintas bibliotecas de Estados Unidos. Los especialistas habían cifrado la compra entre 15 y 30 millones de dólares, por lo que el hito, pese a todo, se quedó por debajo de las estimaciones, aunque sí superó la plusmarca hasta hoy vigente, que correspondía a una copia de Birds of America, de John James Audubon, por la que se pagaron 11,5 millones de dólares en 2010.
Sin embargo, en el ranking general de los documentos escritos más caros (la lista que incluye todos aquellos anteriores a la aparición de la imprenta), este libro de salmos ocuparía solo el cuarto lugar. Así quedaría una hipotética clasificación:
1. Codex Leicester, de Leonardo da Vinci (22.4 millones). Su comprador fue el empresario y filántropo Bill Gates en 1994. Se trata de un documento científico de 72 páginas acerca de astronomía, meteorología, hidráulica, cosmología, geología y paleontología.
2. Magna Carta (15.5 millones). Adquirida en 2007 por el empresario estadounidense David Rubenstein (el mismo que se ha hecho ahora con el el libro de salmos). Es una copia de 1297 de este documento histórico, escrita a mano y con el sello del Rey Eduardo I.
3. Evangelio de San Cuthbert de Lindisfarne (10.7 millones). En posesión de la Biblioteca Británica desde el año pasado. Es el libro europeo más antiguo que haya sido conservado en perfectas condiciones. Una copia manuscrita y en latín del Evangelio según San Juan, descubierta en la tumba de San Cuthbert al abrirse en 1104.
4. Bay Psalm Book. Se trata del libro subastado el pasado miércoles por 10,5 millones de dólares. Es el libro impreso en EE UU más antiguo.
5. The Birds of America, de John James Audubon (8.4 millones). Hasta la subasta del miércoles, era el libro impreso por el que se había pagado más dinero. El comerciante de arte londinense Michael Tollemache lo compró en 2010. Una obra de la que sólo se publicaron 120 copias completas entre 1827 y 1838; un total de 435 impresiones distribuidas en cuatro volúmenes. Todas las ilustraciones están hechas a mano por su autor (Audubon) a escala natural, algo que complicó mucho la posición en la que debían ser representadas las especies.
6. Evangelios de Enrique el León (5.9 millones). Adquirido por un grupo de instituciones alemanas en 1983.Son 800 páginas manuscritas y encargadas por el príncipe de Sajonia y Baviera que ilustran el arte medieval.
7. Comedies, histories and tragedies (first folio). (3,94 millones). Primera compilacion de obras de teatro de Shakespeare. El libro tiene 36 folios con 11 tragedias, 15 comedias y 10 obras históricas. Fue editado en 1963. Hoy su valor, pese al precio al que se adjudicó, se estima en 16 millones de euros.
8. Biblia de Gutenberg. Se trata del legendario incunable realizado por Johans Gutenberg alrededor de 1455. Su producción dio comienzo a la producción impresa de libros en occidente.